La salud es la esencia de la vida, y como tal, ha de ser protegida.
En este escenario, el sector farmacéutico cumple una función esencial en la salvaguarda de la calidad de vida, como apoyo a los médicos y especialistas que, sin medicación, tendrían dificultades en el cumplimiento de sus funciones. A lo largo de la historia se ha vivido una constante evolución de este sector, un área que abarca desde la cura de alguna enfermedad, a la prevención de patologías o reducción de síntomas.
Por este motivo es clave no solo en la garantía de la calidad de vida, sino que, gracias a sus esfuerzos, supone también una reducción de los costes para los sistemas de sanidad tanto públicos como privados, debido precisamente a la capacidad preventiva y a la oportunidad de tratamiento más eficaz en cada caso. Además, el sector farmacéutico no solo alberga los medicamentos tradicionales, sino que incluye tratamientos basados en terapias naturales, importante no confundir con opciones homeopáticas, sino con el empleo de compuestos directamente extraídos de plantas, y cuyos beneficios para la salud han sido comprobados y avalados científicamente. Y es que esa es precisamente una de las características más importantes que diferencian los productos realmente efectivos para la salud, de aquellos que resultan ser un engaño para el consumidor.
Así, se habla de manera particular de la fitoterapia, que estudia la utilización de los productos de origen vegetal en la protección y mejora de la salud. Este tipo de productos suelen ser empleados en afecciones leves y enfermedades crónicas, acompañando en gran medida a tratamientos de atención primaria, para los que sirven de complemento. Sin embargo, no son simplemente preventivos, sino que cada vez en mayor medida se desarrollan productos que consiguen ser eficaces en la lucha contra algunas enfermedades. Así, en un sector que mueve casi 14 millones de euros anuales solo en España, existe una tendencia cada vez mayor a la I+D en este campo. Además, y aunque no cumplan exactamente los mismos requisitos que los medicamentos tradicionales, o requieran de diferentes procesos de aprobación, sí están siempre avalados por sociedades médicas, ensayos clínicos, y por supuesto, por el organismo regulador oportuno.
La fitoterapia, por tanto, requiere de la administración farmacéutica, incluye prospecto, posología e indica los posibles efectos secundarios de su utilización.